Las organizaciones se encuentran en constantes procesos de cambio y adaptación. La demanda del mercado, los clientes y las nuevas tecnologías, son algunas de las razones. Pero ¿Cómo enfrentan y gestionan las empresas el cambio constante? Existen dos estrategias transformadoras para afrontar ello: la reingeniería de procesos de negocio y la mejora continua de los procesos empresariales.  

Reingeniería de procesos  

La reingeniería de procesos de negocio implica la reconfiguración radical de los procesos empresariales básicos para lograr mejoras sustanciales en la productividad, los tiempos de los ciclos, la calidad y la satisfacción del cliente.  

Para ello, las actividades y toma de decisiones deben girar en torno a la aportación de valor al cliente. Por ejemplo, una actividad para reducir los costos, mejorar los tiempos de entrega, supervisar y aumentar la calidad.  

La reingeniería de los procesos empresariales conlleva una mentalidad de repensar lo que se está haciendo, cómo se está haciendo y analizar las posibilidades suprimir o implementar procesos. Ejemplos de las acciones que se pueden hacer para ello son: eliminar actividades improductivas, redundantes o ineficaces; reorganizar los equipos; reorganizar responsabilidades o reducir la fragmentación del trabajo reforzando la transparencia entre áreas de trabajo.

Mejora continua de procesos  

Si bien la reingeniería de procesos implica el replanteamiento de una organización desde sus cimientos; la mejora continua de los procesos empresariales implica un cambio incremental, paso a paso y de menor escala.  

Su objetivo principal es mejorar e ir perfeccionando las acciones que involucran los procesos de cara al futuro. Por ello, podemos afirmar que conlleva más a una mentalidad de paso a paso. Por lo general, implica: la identificación, análisis y mejora de los procesos de negocio de una organización para optimizar el rendimiento y/o mejorar la calidad. 

¿En qué se diferencian? 

Aun cuando ambas estrategias se centran en la remodelación de procesos existentes, la reingeniería de procesos pretende cambiar las cosas de manera sustancial, se centra en los resultados y no en las tareas individuales.  

Mientras que, la reorganización del orden de las tareas o su eliminación, son aspectos más propios de la mejora continua. Por otro lado, si hablamos de la modificación de un proceso o la ampliación de los horizontes de la ética de la empresa entran en el ámbito de la reingeniería de procesos. Es necesario resaltar que, si se aplica un cambio relevante a nivel de reingeniería de procesos, será necesario adoptar una mentalidad de mejora continua para garantizar su éxito.   

Ahora bien, ¿Cuál será la estrategia más adecuada para mi organización? A continuación, presentamos algunas preguntas que pueden surgir para orientar y elegir la mejor opción: 

• ¿Cuál es su principal objetivo? 
• ¿Qué tamaño tiene su organización?  
• ¿Cuántos miembros del equipo se ven afectados por este cambio? 

Si bien, las dos estrategias analizadas son formas eficaces de repensar los procesos y actividades de una organización, la diferencia radica en la magnitud o escala de los cambios a los que estamos dispuestos a apostar. En algunos escenarios, será necesario dejar atrás procesos obsoletos, eliminarlos y plantearse nuevas y mejores formas de llevar a cabo los procesos existentes.   

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